Con respecto al resto de peregrinos, quienes son responsables de la gestión y mantenimiento de los refugios y del buen funcionamiento de estos, es imprescindible respetar ciertos principios e instrucciones, recogidos en esta carta.
Cualquier peregrino a Saint-Jacques, a pie, en bicicleta, a caballo o con un animal de carga – pero excluyendo cualquier vehículo de acompañamiento – provisto de su credencial expedida por una asociación de Amigos de Saint-Jacques francesa o extranjera, es bienvenido en este refugio. creado para ella.
Ya sea municipal, parroquial o privado, este refugio sólo puede funcionar gracias al trabajo voluntario de quienes allí acogen a los peregrinos y asumen su gestión y mantenimiento. Por tanto, todos los peregrinos deben mostrar respeto por las personas y los locales y estar dispuestos a seguir las instrucciones que se les puedan dar.
En caso de necesidad y comportamiento contrario a esta carta, cualquier responsable de un refugio podrá expulsar a un peregrino.
A su llegada, si el refugio no está abierto, el peregrino encontrará la información necesaria para saber los horarios de apertura y con quién contactar.
Inmediatamente, el peregrino presentará su credencial al responsable del refugio, estableciendo oficialmente su condición de peregrino de Santiago. Esta credencial le será devuelta antes de su salida, provista del sello del refugio, que acredite la fecha de su visita.
La estancia del peregrino en un refugio no podrá exceder de una noche, salvo en caso de enfermedad. Por la mañana, el peregrino deberá salir no más tarde de las 8:30 horas, después de haber, si es necesario, devuelto las llaves del refugio.
En caso de fatiga extrema o enfermedad, se podrá autorizar al peregrino a pasar una segunda noche en el refugio. Más allá de eso, se invitará al peregrino a consultar a un médico y decidir si continúa o no su peregrinación.
El funcionamiento del refugio conlleva necesariamente costes (electricidad, agua, etc.). Por tanto, se invita al peregrino a dejar siempre una contribución para estos gastos, según lo que se le sugiera y dentro de sus posibilidades.
Si el refugio ofrece la posibilidad de avituallamiento o desayuno, el peregrino abonará el importe correspondiente a lo que haya consumido, de acuerdo con los baremos expuestos en el refugio.
El peregrino tendrá siempre gran cuidado en seguir las instrucciones prácticas indicadas, en particular en lo que respecta al uso de los aparatos (calentador de agua, cocina, lavadora, etc.) puestos a su disposición.
En cada refugio se llevará un libro de paso en el que se incluirán los nombres, direcciones y fechas de paso de los peregrinos. Asimismo, se pondrá a disposición de los peregrinos un libro de visitas.